jueves, 17 de abril de 2008

El azno


En Africa el ASNO fue domesticado por el hombre desde las épocas más remotas. Si se compara al pobre asnillo europeo, que lleva sacos sobre su lomo y arrastra fatigosamente carritos, con sus hermanos africanos, casi parecería lógico creer que pertenecen a una especie distinta, tan marcadas son las diferencias entre ambos. El asno de las regiones europeas es un animal testarudo y obstinado, considerado generalmente -desde luego sin razón- como el símbolo de la estupidez y la ignorancia. En cambio, el asno africano, especialmente el egipcio, es un animal bello, vivaz, muy trabajador y resistente, muy poco inferior al caballo por los servicios que rinde al hombre e, incluso, superior en algunos aspectos.
El asno soporta el frío y la humedad peor que el caballo: por eso los más bellos ejemplares se encuentran en Persia, Siria, Egipto, Berbería y en Europa meridional. Los de inferior categoría son los que viven en Africa central, o bien en los límites de su área de dispersión de las regiones europeas.
Los sentidos del asno doméstico están bastante desarrollados: en primer lugar figura el oído, después la vista y luego el olfato; parece ser que el tacto no es muy fino, ni tampoco el gusto. Las facultades intelectivas de este équido no son tan pobres como generalmente se cree: de hecho tiene una memoria excelente y sabe encontrar cualquier sendero, aunque lo haya recorrido una sola vez. Además, aunque parezca estúpido, es sagaz y listo, y sobre todo completamente pacífico.
Se contenta con la alimentación más sencilla y hasta escasa: la hierba y el heno desdeñados por una vaca son gustosamente aceptados por él y llega hasta a comer ortigas y plantas espinosas, como, por ejemplo, los cardos. En cambio sabe elegir las bebidas y se niega a beber aguas contaminadas.
Las razas de asnos criadas en la actualidad no son muy numerosas, presentando una notable heterogenenidad, sobre todo en lo que se refiere a la alzada que, medida en la cruz, varía desde menos de un metro a 1,60 m. La cría del asno se efectúa hoy día siguiendo criterios racionales en centros de selección especializados, cuyo primordial objetivo es la cría de sementales, elegidos para utilizarlos en la producción del mulo, que, como ya se sabe, es un híbrido resultante del cruce entre el asno y la yegua.


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