El Canguro

Los canguros son aborrecidos por los criadores de ovejas australianos, ya que arrasan los pastos, y son perseguidos y exterminados tanto por su piel como por su carne. Por fortuna se ha dado la voz de alarma: su caza está reglamentada y se les han asignado parques naturales reservados.
Si en el caso del hombre el récord mundial de salto de altura es de 2,44 m y el de longitud de 8,90 m, el canguro puede superar los 3,30 m de altura y los 9 m de longitud; no obstante, sólo alcanza estas cifras cuando huye y se encuentra en terreno descubierto frente a un depredador. Sin embargo, cuando se dirige a un manantial o quiere establecer contacto con un congénere, sus saltos no sobrepasan los 1,90 m de longitud. Este avance, exclusivamente bípedo (con las patas traseras), da la impresión de que el canguro salta como movido por un resorte. En esta forma de desplazamiento puede alcanzar los 20 km/h. Sin embargo, cuando se siente amenazado, el animal se lanza a una velocidad superior.
Cuando ramonea, el canguro se inclina hacia adelante y se desplaza muy lentamente sirviéndose de sus cuatro patas, un poco a la manera de los conejos. Posa sus patas delanteras en el suelo y avanza la cola hacia el cuerpo, haciendo bascular las patas traseras. El peso se desplaza entonces hacia la parte trasera del cuerpo y hacia la cola, que hace la función de quinta pata. Los estudios realizados para valorar el gasto energético del canguro en sus desplazamientos han demostrado que, cuando un canguro se mueve a menos de 18 km/h, gasta más energía que un animal del mismo peso que corre con las cuatro patas.
En cambio, cuando acelera, el canguro gasta menos oxígeno, gracias al almacenamiento y después a la liberación de energía en sus elementos elásticos. En efecto, el larguísimo calcaneo (hueso del tarso que forma el talón) actúa como una palanca en los tendones y ligamentos del talón. Cuanto más rápidamente se desplaza el canguro, mayor tensión de los elementos elásticos provoca la fuerza aplicada a esa palanca. Cuando el animal despega para hacer un salto rápido, recupera la energía acumulada, lo que explica la disminución del consumo de oxígeno. Pese a su carácter más bien plácido, el canguro rojo sabe defenderse muy bien.
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