sábado, 23 de junio de 2007

El Rinoceronte

Los RINOCERONTES son animales macizos y de considerable tamaño. Tienen la cabeza estrecha y muy alargada; la región facial se prolonga mucho y sirve de base a un cuerno, o a veces dos, situados uno detrás de otro; el cráneo, en cambio, está muy comprimido de delante hacia atrás, de manera que la frente desciende con una marcada pendiente. El cuello es corto y rugoso, más grueso que la cabeza, y se une al cuerpo sin apenas diferenciación. El cuerpo es robusto y macizo, más alto en la cruz que en la región sacra; tiene una cresta dorsal hundida en el centro y el vientre redondeado y un tanto colgante.
Actualmente los rinoceróntidos viven en Asia meridional y en parte de Africa; sin embargo, en tiempos remotos estaban difundidos en un área mucho más extensa, que comprendía gran parte de Europa. Entre las especies ya extinguidas merece ser citado el Tichorhinus, rinoceronte prehistórico dotado de dos cuernos y de tabique nasal óseo; las noticias sobre este animal han llegado hasta nosotros no sólo gracias al hallazgo de algunos huesos, sino también por el descubrimiento de ejemplares completos, incluso con piel y pelos. Era un rinoceronte que se caracterizaba por su manto especial; en efecto, la piel disecada que se ha encontrado es de color amarillo sucio y no tiene pliegues; es granulosa en los labios y y cubierta de poros redondos y reticulados; el pelo, formado por cerdas rígidas y blanca lanilla, sale de los poros en pequeños haces. Pero en todas las demás particularidades este animal era bastante parecido a las actuales formas vivientes.
En general, todos los rinocerontes se parecen, tanto por sus costumbres, cualidades, carácter y movimientos, como también por la forma de alimentarse. Estos animales viven preferentemente en regiones muy ricas en agua, como zonas pantanosas, orillas de ríos que regularmente se desbordan de sus lechos, riberas cenagosas de lagos rodeados de pastos fértiles, boscajes surcados por riachuelos y en otros lugares semejantes. Sin embargo, las especies africanas también viven en lugares secos o herbosos, con tal de que no disten mucho de alguna laguna o zona pantanosa.
El rinoceronte va una vez al día a beber y a revolcarse en el barro; un baño de fango es de absoluta necesidad para casi todos los paquidermos terrícolas, ya que, aunque su piel sea sumamente gruesa, es no obstante muy sensible a las picaduras de las moscas, de los tábanos y de los mosquitos; por ello intentan protegerse con espesas capas de cieno.
Los rinocerontes se muestran especialmente activos de noche, pues de día el calor excesivo les perjudica; por eso pasan las horas más calurosas durmiendo en algún lugar sombrío.
Come ramas y toda clase de vegetales duros: por ejemplo, cardos, retamas, vástagos, cañas, carrizos, etc.

martes, 5 de junio de 2007

El Hipopótamo

El nombre del más corpulento y macizo de todos los artiodáctilos, el HIPOPÓTAMO (Hippopotamus amphibius) no es más que la traducción literal del antiguo término "caballo de río", con el que los griegos designaban a este poderoso animal. Los árabes lo llamaban "búfalo de agua" y los antiguos egipcios "cerdo de río".
En primer lugar, el hipopótamo se diferencia de los restantes mamíferos por la cabeza, que tiene una forma casi cuadrada, con orejas y ojos minúsculos y grandes narices oblicuas y arqueadas; la nariz y los otros órganos sensoriales constituyen los puntos más elevados de una superficie en la que la frente y la región facial se hunden, formando una concavidad. El cuello es corto y robusto; el cuerpo alargado y enormemente grueso, con el dorso más elevado en la grupa que en la cruz y hundido en la parte central; el vientre amplio y redondeado, es colgante y llega a rozar el suelo cuando el animal camina por un terreno pantanoso. La cola es corta y delgada. Extraordinariamente cortas e informes son las patas, con los pies anchos, provistos de cuatro pesuños, y los dedos dirigidos hacia delante y unidos entre sí por membranas natatorias. En la punta de la cola aparecen unas cortas cerdas, semejantes a alambres; el resto del cuerpo está casi completamente desnudo, ya que sobre la piel, de más de 2 cm de espesor, con pliegues en el pecho y en el cuello, sólo se aprecian algunos pelos cerdosos. Los surcos de la piel, entrecruzándose entre sí, hacen que ésta aparezca como dividida en zonas de distintos tamaños, de color castaño rojizo muy oscuro en la parte superior del cuerpo y castaño purpúreo claro en la inferior. Numerosas manchas castañas y azuladas, dispuestas con bastante regularidad, dan al conjunto un color muy vivo, que al quedar expuesto directamente a los rayos del sol adquiere un matiz gris azulado.
Los caninos de la mandíbula inferior tienen la apariencia de dos gigantescos colmillos, que a veces pueden superar la longitud de 50 cm y alcanzar un peso de 4 kg; son triangulares, curvados en forma de media luna, romos en su extremo y provistos de surcos longitudinales. Los colmillos de la mandíbula superior son mucho más cortos y débiles, y también curvados y romos en su extremo. Entre las peculiaridades del hipopótamo hay que señalar también su estómago, dividido en tres porciones o cámaras.
Hoy día es preciso internarse mucho en África central para encontrar hipopótamos: incluso los que vivían en el Nilo han sido desplazados poco a poco hacia el centro del continente, es decir, hacia las fuentes del gran río. Actualmente, habiendo desaparecido del todo de Egipto y de Nubia, el hipopótamo se encuentra distribuido irregularmente desde el alto Nilo hasta el Congo y Gambia y, hacia el sur, en varias zonas de África centromeridional. En los ríos, donde el nivel del agua varía con las estaciones, lleva una vida nómada: al descender el caudal se encamina, en manadas, curso abajo, hacia la desembocadura; en cambio, cuando las lluvias lo aumentan, el hipopótamo se remonta hacia las fuentes.
Este animal se halla vinculado al agua más que ningún otro paquidermo y sólo se aparta de ella en raras ocasiones, cuando realmente se ve forzado a ello, por ejemplo, cuando en el río escasean las plantas que constituyen su sustento; entonces el hipopótamo se adentra en el bosque en busca de comida. Generalmente lo hace por la noche, pero algunas veces también suele hacerlo de día. Cuando sube a la orilla, sólo ha de recorrer un breve trecho para encontrarse en el interior de la selva.
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